Por la mañana visitamos la iglesia conmemorativa de Moisés, con sus hermosos mosaicos, en el monte Nebo. Desde esta montaña Moisés vio la tierra prometida según el antiguo testamento. Después tuvo que morir. Lo cerca que estamos de los lugares de la Biblia se puede leer en una pizarra en el mirador. Por ejemplo, ¡sólo hay 50 km hasta Belén! Los lugares se pueden ver con buena visibilidad.
Como nos gustó tanto el baño (de barro) en el Mar Muerto, reservamos otra noche en el «Dead Sea Spa Hotel». Esta vez acabamos en la 4ª planta con una bonita vista al mar/lago. Con unos 420 metros por debajo del nivel del mar estamos en el Mar Muerto, por cierto, en el lago más bajo de la tierra. Que el aire es más «espeso» aquí se nota en las botellas de bebida comprimida. El sol no es tan intenso detrás de la bruma. Como temperatura máxima diurna tuvimos 42 grados y por la noche 29 grados.
Hicimos otra envoltura de barro y luego un baño de flotación. Por la noche cosí mi mochila y Reiner descargó algo de música. Para la cena hemos comido yogur con frutas.
Silke